Contradicciones en el Sector Eléctrico Colombiano

Rodrigo Villamizar

El autor fue Ministro de Minas y Energía de Colombia, Embajador, es Chairman de Borametz Group (USA), Presidente de la Junta Directiva de Deinland y Kaiserwetter Energy Asset Management (Hamburgo), Codirector de The Legacy Group of Washington DC, profesor Visitante de la U de San Diego y de IEB-Complutense de Madrid.

Contradicciones en el Sector Eléctrico Colombiano

Subsidios mal aplicados – La falacia de la ventana rota – ¿Equidad o Eficiencia?

  1. ¿Qué subsidiar?
  2. Colombia se asimila a Rudy Giuliani, exalcalde de Nueva York.
  3. Colombia está atrasado en la carrera ‘armamentista’ hacia la Transición Energética.
  4. Las consecuencias no intencionadas.
  5. Perseguir la eficiencia puede ser una quimera.

  1. Un factor importante a tener en cuenta es que subsidiar el precio crea distorsiones difíciles de corregir, mientras que subsidiar por niveles de ingresos puede ser más justo y efectivo. Como en la “falacia de la ventana rota”, la ganancia neta para la economía de los incentivos que desplazarían el consumo de energía hacia formas más limpias de energía (incluidos los beneficios del cambio climático) puede tener consecuencias no deseadas. Alemania ha creado más incentivos y subsidios para fuentes de energía limpia que cualquier otro país del mundo. Sin embargo, ya presenta problemas de desabastecimiento y de altos costos de energía que no tenía antes de su plan de transición energética llamado energiewende.

  2. Rudy Giuliani, exalcalde de Nueva York, creía que arreglar las ventanas rotas aumentaría la seguridad de y mejoraría la economía al crear valor para los vidrieros. Lo primero puede ser cierto (las ventanas rotas invitan a Okupas y drogadictos); lo segundo no. Pues a pesar de que Giuliani aseguraba que las ventanas rotas reconstruidas proporcionarían más trabajo remunerado para los vidrieros aumentando la actividad y beneficios económicos para toda la ciudad, en verdad las actividades de una alcaldía son de “suma cero.” Un nuevo edificio es una adición neta económica para la ciudad, pero los gastos de operación y mantenimiento se redistribuye entre si sin agregar valor neto nuevo.

    ¿Por qué esta distinción entre lo que genera valor y lo que redistribuya valor es importante para el sector eléctrico y su regulación? Porque las actividades o inversiones que generan valor agregado a la economía deben primar para el regulador sobre aquellas que simplemente ‘pasan la pelota’. Nuevas plantas de generación, nuevas líneas de transmisión o distribución o nuevas subestaciones y transformadores generan valor neto al sector. A tales inversiones (públicas o privadas) el regulador debe dar un mayor margen de ‘retorno’ sobre el costo real (marginal) de la obra o inversión. Ello en respuesta a lo que impulsa el crecimiento e incorpora tecnología o innovación. Toda aquella acción que haga al sector más eficientes (menor costo para producir la misma cantidad o más cantidad por el mismo costo) o disminuya la intensidad (más producción utilizando menos energía) debe recibir una compensación mayor de parte del ente regulatorio que determina la ‘justicia tarifaria’ en el sector eléctrico.

  3. Las “carreras armamentistas” entre las diversas fuentes de energía producidas a partir de diferentes fuentes (solar, eólica, combustibles fósiles como el carbón o el gas natural, los biocombustibles, la biomasa, el hidrogeno, etc.) deben contrastarse según su contribución con la eficiencia o intensidad, entre los que aumentan la satisfacción (luz, clima, entretenimiento, etc.) y cuáles conducen a aumentos de productividad y/o tecnología. Muchas formas de energía, claro está, contienen elementos de ambos. Pero debe primar la productividad sobre la satisfacción (aunque muchas veces a mayor satisfacción mayor productividad).

  4. Las consecuencias no intencionadas son protuberantes en el Sector Eléctrico Colombiano. En todo el mundo en desarrollo, algunas mujeres todavía caminan kilómetros cada día para buscar agua dulce para sus familias. Por lo tanto, la construcción de pozos para reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua y devolver a las mujeres su tiempo ha sido un proyecto muy popular entre las agencias de desarrollo. Sin embargo, estas iniciativas aparentemente útiles a veces pueden fracasar.


Durante la guerra en Afganistán, los marines estadounidenses descubrieron que los pozos construidos por ellos en una aldea cerca de Kandahar habían sido destruidos, no por insurgentes sino por las mujeres para quienes fueron construido. ¿Por qué? La caminata diaria hacia quebradas en busca de agua era la única oportunidad que tenían ellas para escapar de la deprimente vida de sus hogares. Esto ilustra un punto simple, pero a menudo olvidado sobre la formulación de políticas: lo que aplica a una realidad no necesariamente es aplicable a todos.

Lo anterior es un buen preámbulo al contexto más apropiado para una teoría de regulación de servicios públicos como la electricidad. El mundo de la regulación es un mundo complejo lleno de circuitos de retroalimentación, causalidad inversa y puntos de inflexión. Las teorías pueden tener consecuencias no deseadas; las relaciones causales pueden seguir la teoría, pero no del modo esperado. Si no se prevé una adecuada determinación de los objetivos para la regulación, como son la calidad, la suficiencia y precio del servicio, las teorías en que ellas se basan pueden fácilmente fracasar por utópicas, imprácticas o inconsistentes con los principios perseguidos (como son la eficiencia y la equidad).

  1. El mejor ejemplo de estos peligros es la Paradoja de Jevons, la cual sostiene que cuando utilizamos más de una tecnología eficientemente no reducimos el consumo de la energía, sino que, de hecho, la aumentamos. La paradoja de Jevons puede no ser algo absolutamente ineludible como la segunda ley de la termodinámica, pero es bastante real como para no caer en políticas ilusionistas. Por ejemplo, las mejoras -reducciones- en emisiones de vehículos (que cada vez son más exigentes) ahorra al conductor miles de dólares en combustible, pero no al medio ambiente. Ya los dineros ahorrados se gastarán en bienes o actividades que implican más consumo de combustible. La eficiencia energética trae muchos menos beneficios de lo que sugiere la aritmética. La correlación no es directa ni al 100%. Es decir, ahorros en gasolina se gastarán en más carbón y gas, aunque una parte se gaste en siembra de árboles.

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Algunos observadores adoptan una visión cínica de que tal complejidad significa que los responsables de las políticas no pueden controlar ni modelar nada y deberían centrarse en intervenciones simples que no causen daño. Los formuladores de políticas sólo necesitan recordar que todas las soluciones deben considerarse como parte de un sistema. Los modelos regulatorios, como el que controla y supervisa el mercado eléctrico colombiano no es simple. Pero deben incluir -al menos- las 5 lecciones ilustradas en esta nota.

Quizás por ello, los econometristas utilizamos con frecuencia la opción ‘Ceteris paribus’, que significa ‘mantener en igualdad de condiciones’ todo el análisis tan solo cambiando una sola variable o supuesto al tiempo. Al evaluar el impacto parcial de una sola variable sobre un contexto definido, los analistas logran desarrollar teorías de causalidad. A veces, sin embargo, esto puede lograr resultados que no son acordes con la realidad.

Antes de explicar por qué el modelo regulatorio del sector eléctrico colombiano es víctima de algo parecido a lo que sucedió con las mujeres afganas, ahondemos un poco más en el tipo de modelos causales cuyo mayor beneficio reside en su simplicidad, ya que los políticos, como regla general, prefieren a las explicaciones simples y no-complicadas. Y, aun los académicos o teóricos prefieren las teorías que enfrentan escuelas de pensamiento entre sí, por ejemplo, el keynesianismo versus el monetarismo, para no entrar en los aspectos particulares que enturbian los resultados.

Pero el mundo real es un sistema complejo lleno de circuitos de retroalimentación, causalidad inversa y puntos de inflexión. Ceteris paribus es una herramienta esencial para los estudios controlados, pero en un entorno en evolución, es esencial seguir el principio de mutatis mutandis (solo cambiar las variables que son necesario cambiar, una a una, y el resto mantenerlo en igualdad de condiciones).

Hay muchas razones para esto. En primer lugar, las teorías en las que se basa un modelo -como el de regulación de precios y calidades- a menudo fracasan o no aplican. Como ejemplo, el enfoque casi religioso (dogmático) que los banqueros centrales aplicaron la curva de Phillips (la relación teórica negativa entre inflación y desempleo) ha sido replanteada casi en su totalidad. En Europa, el desempleo poco es afectado por la caída de la inflación. Entran en juego otros factores como los shocks en la cadena de suministro que ejercen las presiones sobre los precios a la baja y las preocupaciones de desabastecimiento de mano de obra sufridas por las empresas después de la pandemia.

En segundo lugar, las teorías pueden tener consecuencias no deseadas. Un ejemplo seria el intento de Estados Unidos de desvincularse de China. El aumento de las barreras a las importaciones debería reducir el flujo directo de bienes de China a Estados Unidos. Sin embargo, estudios recientes muestran que EE UU han incrementado su dependencia de China debido a las cadenas de suministros chinos que llegan a través de otros países.

En tercer lugar, las relaciones causales pueden seguir la teoría, pero no del modo esperado debido al efecto moderno de las redes sociales. Desbandadas bancarias como el colapso del Silicon Valley Bank fue iniciado y acelerado por la difusión de información de X (antiguo Twitter) y la naturaleza de la banca digital.

Hay otro ejemplo de cómo la reacción de ciertos actores del mercado puede contradecir la teoría tradicional. Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, a finales de 2021, presionó al banco central para que recortara los tipos de interés a pesar de la alta y creciente inflación, desafiando la teoría monetaria tradicional. El crecimiento de los precios se disparó, como se esperaba. Pero, a principios de 2023 cayó. Algunos economistas se sorprendieron de que la inflación no aumentara más. Una explicación es que, a pesar de las bajas tasas de interés oficiales, los prestamistas privados mantuvieron sus propias tasas altas en previsión de una inflación incontrolable. Esto ayudó a mantener la disciplina crediticia y controlar los precios.

Algunos observadores adoptan una visión cínica de que tal complejidad significa que los responsables de las políticas no pueden controlar ni modelar nada y deberían centrarse en intervenciones simples que no causen daño. Por otra parte, esto es lo que los constructores de pozos en Afganistán pensaban que estaban haciendo. Incluso las intervenciones más sencillas pueden tener consecuencias inesperadas.

Existen marcos de políticas públicas establecidos, desde regulaciones hasta impuestos y gasto, que influyen en las normas y los incentivos de una manera ampliamente predecible. Los formuladores de políticas sólo necesitan recordar que todas las soluciones deben considerarse como parte de un sistema.

Eso significa fomentar experimentos de políticas a pequeña escala, aprovechar la experiencia multidisciplinaria y utilizar datos granulares y más en tiempo real. Maja Göpel, economista política, tiene la esperanza de que la tecnología pueda ayudar. “La revolución digital (sensores, imágenes, gemelos digitales, procesamiento de datos, reconocimiento de patrones y procesos automatizados) puede desempeñar un papel decisivo al conectar los supuestos sobre los agentes económicos y las mejores opciones políticas con los acontecimientos del mundo real”, afirma.

Durante los últimos siglos, la economía y las ciencias sociales nos han ayudado a simplificar el mundo en reglas, relaciones y tendencias. Pero su utilidad en las próximas décadas estará determinada por su capacidad para captar la complejidad.

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