Embalses, tarifas y ¿el fin del Niño?

Rodrigo Villamizar

El autor fue Ministro de Minas y Energía de Colombia, Embajador, es Chairman de Borametz Group (USA), Presidente de la Junta Directiva de Deinland y Kaiserwetter Energy Asset Management (Hamburgo), Codirector de The Legacy Group of Washington DC, profesor Visitante de la U de San Diego y de IEB-Complutense de Madrid.

Se aproxima un apagón… pero financiero

El precio de energía en bolsa supera los COP $1.000/kWh, registrando un incremento intradiario de 75% con respeto al de los días santos de la semana pasada, con lo cual el país está a solo 21 pesos de superar el precio de escasez

Si bien es cierto, el nivel de los embalses está por debajo del promedio histórico (de acuerdo a datos de XM). Sin embargo, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) espera que el fenómeno de El Niño continúe con baja intensidad durante el mes de abril. Pero, según la NOAA existe un 25% de probabilidad máxima de que el fenómeno de El Niño se extienda hasta mayo.

El gobierno, a través del ministro de Minas y Energía, ha propuesto una serie de medidas muy razonables, pero de dudoso efecto real en el corto plazo; al menos, en la magnitud del efecto deseado por las autoridades.

Tal como lo señaló el ministro, “Colombia está en una fase final y sensible luego del fenómeno de El Niño y el parque térmico está en condiciones de garantizar que se mantenga estable la generación de energía.” Sin embargo, advirtió, “todavía hay que – cuidar mucho – para recuperar los embalses y tomar medidas para asegurar el suministro de gas.”

La pregunta que sigue flotando en el ambiente es ¿Por qué, si los factores tradicionales que afectan directamente el incremento de las tarifas no están por fuera de la franja normal, no bajan las tarifas y por el contrario continua su presión al alza en la Bolsa? Este es un factor determinante para renovar los temores, no de un apagón eléctrico, sino de un apagón financiero que afecta -sobre todo- a un importante número de empresas comercializadoras del sector.    

Bajo las condiciones actuales, ante la ausencia de factores persistentes de continuar bajando los aportes hídricos y de la posibilidad de incrementar la oferta no-hídrica con gas y otros, el incremento en la demanda per-sé no justifica los altos incrementos de los precios del KWh. Los llamados del gobierno a la industria, a las empresas, al sector público y la ciudadanía para que nos ayuden en este periodo sensible a cuidar mucho más el agua y la energía, y para no tener ninguna situación de riesgo, son razonables, pero de poco efecto en los precios y de impacto limitado en la demanda. 

Todas las medidas de prevención y seguridad de suministro son bienvenidas. Pero son fuerzas oscuras en el mercado las que mantienen los precios pegados al techo del nivel de escasez. Medidas como la referencia de generación mínima térmica diaria, incluyendo una restricción adicional al modelo de despacho económico y para la operación real; la ampliación transitoria de la capacidad de generación del SIN y de la capacidad de transporte y acceso a puntos de conexión de manera temporal por parte de UPME del sistema, son positivas pero insuficientes.

Queda flotando en el aire la frustración de los usuarios: mientras no se tomen las medidas conducentes a hacer transparente y equitativo el mercado de formación de precios, todas estas medidas – importantes pero colaterales- parecerán débiles e inefectivas.   

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