El gran contraste de tarifas eléctricas entre España y Colombia

Rodrigo Villamizar

El autor fue Ministro de Minas y Energía de Colombia, Embajador, es Chairman de Borametz Group (USA), Presidente de la Junta Directiva de Deinland y Kaiserwetter Energy Asset Management (Hamburgo), Codirector de The Legacy Group of Washington DC, profesor Visitante de la U de San Diego y de IEB-Complutense de Madrid.

El precio de la electricidad en el mercado mayorista de Colombia ha cerrado la semana pasada con precio de COP $1.021,60/kWh, una de las tarifas más altas de los últimos años.

El desbordado aumento de precios se ha producido por varios factores ampliamente reconocidos por gobierno y usuarios. La menor aportación de la energía hidráulica y un mayor aporte (45%) de energía proveniente de las plantas de combustibles fósiles, los efectos colaterales de mayor demanda, cargos por transmisión, ‘opción tarifaria’ y por supuesto las perdidas.

Pero sigue vigente el fantasma de factores que no son reconocidos, pero contamos con suficiente evidencia para caracterizarlos como ‘culpables soterrados.’ Se trata del sistemático efecto del poder de los generadores en el mercado. El aumento en las tarifas afecta a cerca de 10 millones de hogares consumidores y medio millón de establecimientos industriales y comerciales acogidos a la tarifa regulada. Un menor efecto sentirán los usuarios del mercado que poseen contratos de mediano y largo plazo a precios previamente acordados con los comercializadores.

En España, al contrario de lo que pasa en Colombia, el mercado ha cerrado la semana más barata en casi tres años. El desplome de precios se ha producido gracias a la aportación de la energía eólica, pero también han contribuido las centrales hidroeléctricas. En pasados días, el precio medio de la luz se situó en poco más de cinco euros el megavatio/hora, pero durante la madrugada y toda la mañana estuvo a cero euros. La caída beneficiará de inmediato a los ocho millones de consumidores acogidos a la tarifa regulada. En cambio, los 20 millones que están en el mercado libre seguirán pagando el precio pactado con su compañía.

Esto no solo muestra las diferencias de las matrices eléctricas de ambos países, sino el efecto de sus sistemas regulatorios, y confirma una vez que cuanto mayor sea el control sobre los generadores con posición dominante y mayor la oferta (especialmente la aportación de las energías renovables y más baratas al sistema eléctrico), más barata es la luz y más se reduce la inflación. Además, las energías renovables garantizan la soberanía energética.

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